jueves, 17 de agosto de 2017

nada

tengo el alma muerta, inerte
nada pasa alrededor de mí, nada se mueve
sólo hay silencio sepulcral
no se oye ni siquiera la brisa
ni un pájaro,
ni un latido.

He caído al fondo del misterio
allí donde se origina todo
voy armándome de ganas de partir
hacia otro lado,
más allá del sol y los planetas,
en el comienzo,
en la verdad
que no es esta verdad, ni es ninguna,
o tal vez sí.

Siento
un sonido breve de serrucho
un pulmotor atrofiado que resuena
aquí dentro, en mis costillas
es como tener
un monstruo atrapado
que puja por salir
y yo no quiero que salga
porque me asusta




miércoles, 16 de agosto de 2017

ahora sí que entiendo todo


busco ciegamente el rostro tibio de Julieta
sus ojos
gastados de memoria
brillan con su luz angelical del mediodía
y yo siento
las manos heridas desde que nací

ella se derrama
sobre mis pensamientos,
la imagino parada
sobre una colina azul
triunfante, vencedora
con un vestido blanco como de romana
con corona dorada y sandalias de cuero

ella es
la mejor parte de mí
que ni siquiera conozco
porque ella
es capaz de esperar
muchos años, incluso siglos
a que regreses (sabe que regresas)
porque extraña tus brazos que la esperarán siempre

en cambio yo
con mis dos pesos en el bolsillo
tengo como único capital
sueños que nunca se van a cumplir

y si soy
una porteña triste, pobre y solitaria
pensé que así te gustaba
paranoica, ilusa, impulsiva,
y apasionada

pero no. Te gusta ella.
Mi amor no fue suficiente.

Y lo entiendo.
Hay que atreverse a amar a alguien así
-con el romanticismo hondo de la simplicidad-
como yo, que soy un águila silvestre
aunque me falte la montaña

El punto es que
de nuevo, de nuevo se repite
como un círculo inútil
casi casi
como un ritual,
y yo grito: Julieta!
Pero ella no acude. No está.

y vos te fuiste
y yo sigo acá
armándome un tabaco
escribiendo, pensando

para qué por qué
el amor es tan extraño tan
necesario
quizás
tenés razón
y no eran peces de colores
los que vagaban por las aguas
era sólo
el blues hermano
de la soledad